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La Liga Colombiana Contra el Infarto y la Hipertensión apoya la iniciativa del Ministerio de Salud de disminuir el sodio en algunos alimentos de consumo diario con el objetivo de reducir la hipertensión arterial y otras enfermedades prevenibles.

La sal en exceso representa un riesgo porque aumenta la retención de líquidos y el corazón, para compensar, tiene que aumentar su fuerza de expulsión y eso lo hace con mayor presión, aseguró Luis Moya Jiménez, presidente de la Liga Colombiana Contra el Infarto y la Hipertensión.

A esta enfermedad, añadió, se le conoce como el ‘asesino silencioso’ porque no presenta en la mayoría de los casos sintomatología aparente.

De acuerdo con la Liga de 100 hipertensos en Colombia el 50% se diagnostica, solo el 40% inicia tratamiento y de este grupo el 50% lo abandona. Es decir que de 100 pacientes solo 10 son tratados y 90 están en riesgo.

La sal incide en el aumento de la presión. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda el consumo en personas normotensas de 2 a 5 g día, pero en países industrializados este se eleva hasta 12 g al día.

En países donde el consumo es inferior a 1.2 g la hipertensión es muy poco común. Se sabe que la raza negra, el adulto mayor, el diabético, el obeso y el enfermo renal son mucho más sensibles a los efectos de la sal y por eso debe ser más estricta su dieta.

Disminuir su consumo, además, puede reducir el número y la dosis de los fármacos en el tratamiento.

La hipertensión es uno de los principales factores de riesgo de la enfermedad coronaria que, de acuerdo con la OMS, sigue siendo la principal causa de muerte en el mundo.

Entre los alimentos comunes que contienen ‘sal oculta’ y que toda persona debe saber están: pan, fiambres y carnes curadas, comidas rápidas (hamburguesas, pizza, perros calientes, sándwiches etc.), sopas, quesos, pastas mezcladas, paquetes procesados, salsas en general (de tomate, mayonesa, mostaza).

La recomendación de la Liga Colombiana Contra el Infarto y la Hipertensión es retirar el salero de la mesa y acostumbrarse a leer en las etiquetas de los alimentos industrializados el contenido de sodio. La sal se puede remplazar por ajo, cebolla, jengibre, limón, cúrcuma, y hojas aromáticas, entre otros.