No hay ninguna duda sobre la incidencia de la sal en la fisiología de la hipertensión arterial, por lo tanto , el control de la misma es definitivo si quiere mantenerse saludable.

El porqué es importante controlar la hipertensión ha sido argumentado por numerosos estudios, entre ellos el de Framinhang, el cual demostró hasta la saciedad que esta asocia en mayor incidencia con diferentes enfermedades.

Demostró, por ejemplo, que si se puede controlar la hipertensión arterial se logra disminuir la enfermedad cerebro vascular de un 35 a 40 por ciento; el infarto del miocardio entre un 20-25 por ciento y la insuficiencia cardiaca en un 50 por ciento.

Al reducir el riesgo, el número de trombosis y hemorragia cerebral, infarto, hospitalización por insuficiencia cardíaca e insuficiencia renal disminuye de manera dramática.

Ahora bien, reducir el consumo de la sal es fundamental para el control de la hipertensión arterial y no hacerlo hace que el tratamiento en pacientes hipertensos sea prácticamente imposible. Cuando estos insisten en no cambiar el hábito de su dieta, la dosis de medicamentos es mucho mayor, generando otros problemas como efectos secundarios y económicos.

Lo que ocurre con la ingesta de sal es que el cuerpo retiene líquidos para balancear la presencia de socio y fluido en el cuerpo, retención que a su vez incrementa el volumen de sangre. Cuando esto ocurre, como la sangre no circula fácilmente al tener tanta resistencia, puede alimentar la presión arterial.

En consecuencia, si usted es hipertenso, recuerde siempre que la sal es su enemigo mortal.
Lo primero que debe hacer es aprender nuevos hábitos, cambiando por ejemplo los alimentos ricos en sal como son los encurtidos, enlatados y algunos quesos. Luego, empiece a reemplazar la sal por otros condimentos como zumo de limón, ajo, aromáticas y ají.

Recuerde siempre mantener el salero lejos del alcance de la mano.

Soy hipertenso y por esto, más la evidencia clínica, siempre aconsejo: HAY QUE APRENDER A COMER SIN SAL

Disminuir el consumo de sal  baja la presión arterial en 24 horas

La sal resulta imprescindible en nuestra dieta diaria a pesar de que hemos oído que tiene una relación directa con la hipertensión arterial.

Cuando nuestro organismo recibe más sodio del que puede metabolizar, empieza a acumular agua y obliga al corazón a realizar un esfuerzo adicional para bombear ese volumen de líquido superior al normal, produciendo elevación anormal de la presión arterial, y en ocasiones empeoramiento e una insuficiencia cardíaca o renal.

Un consumo elevado de sal en un momento dado, no produce efectos perjudiciales para la salud de manera inmediata; pero está demostrado que el consumo elevado de sal en forma continuada se relaciona con un aumento de la presión arterial.

Hay suficientes estudios que demuestran que en comunidades con un consumo bajo de sodio no se registran los aumentos de tensión arterial asociada con la edad, pero que sí aparecen en sociedades industrializadas donde se consumen dietas más ricas en sal.

También se ha constatado que disminuyendo la ingesta de sodio, la presión arterial desciende en las 24 horas siguientes.

El sodio componente fundamental de la sal, puede causarnos efectos nocivos en nuestro organismo, que pueden ocasionarnos graves enfermedades, y aun llevarnos hasta la muerte. Por lo tanto, es de suma importancia conocer cómo debemos utilizar y qué cantidades debemos tomar para no comprometer nuestra salud.

La organización mundial de la salud (OMS) recomienda no superar los 5 gramos de sal al día. En nuestro país consumimos un promedio de 10 y 12 gramos por persona al día, es decir de 2 a 3 veces más de lo aconsejable.

Por otra parte, se considera que para las personas adultas y para los niños son suficientes entre 1.5 y 2 gramos por día. Esta cantidad la podemos encontrar en los alimentos que componen nuestra dieta diaria, sin necesidad de añadirla

Hay sal en los alimentos así no la sienta

En nuestra sociedad, en donde cada vez es más frecuente el consumo de la denominada comida rápida, estamos predispuestos a ingerir grandes cantidades de sodio por el contenido de la carne y las salsas de estas dietas.

Muchas veces no percibimos el sodio que tomamos, porque gran parte de los alimentos con altas dosis de la sal no tienen sabor salado. Esto ocurre por dos razones posibles: o suelen ser alimentos a los cuales se les adicionan grandes dosis de azúcar, o nuestras papilas gustativas terminan habituándose a los sabores salados y al final, no solo no los perciben sino que además los reclaman.

Sabemos que la sal tiene una función reguladora de la cantidad de líquidos en nuestro cuerpo; además coopera en la trasmisión de impulsos nerviosos y en la formación del ácido del estómago (ácido clorhídrico), indispensable para digerir los alimentos. Sabemos además, que su déficit puede ocasionar distintas alteraciones como vómitos, diarrea fatiga muscular, insuficiencia renal, además de hipotensión arterial y depresión

¿Cuáles alimentos contienen más sodio?

La mayoría de los alimentos en su estado natural contienen sodio, algunos en pequeñas cantidades, como la fruta y los vegetales; otros en mayores cantidades como determinadas carnes, vísceras (riñones e hígado) y mariscos.

Sin embargo, los alimentos de mayor contenido en sodio son los procesados por el hombre para su conservación, tales como los enlatados, embutidos y pre cocinados. Ejemplo de ello son el jamón serrano, la mortadela, el salchichón, las papas fritas, los caldos en polvo, los quesos y las salsa, entre otros.

Como recomendaciones para consumir menos sodio, se debe ir disminuyendo la sal poco a poco de tal forma que el paladar se vaya acostumbrando. También utilice menos sal cuando cocine o retire el salero de la mesa.

Para mejorar el sabor de las comidas utilice pimienta y otras especies, jugo de limón, vinagre, jengibre, hierbas aromáticas, ajo fresco, polvo de ajo o de cebolla.

Los 8 enemigos del corazón

1 Sal

El consumo excesivo de sal puede provocar hipertensión arterial, osteoporosis, daños en el riñón, accidentes cerebrovasculares e inclusive infartos.

La Organización Mundial de la Salud recomienda el consumo en personas normotensas de 2 a 5 g día, lo que corresponde a media cucharadita de sal en 24 horas.

2 Grasas saturadas y las grasas trans

Los lácteos y sus derivados las papas fritas, los postres y las bebidas azucaras son factores de riesgo porque atacan directo al corazón.

Se recomienda evitar consumir las grasas de origen animal (saturadas) o los aceites re-utilizados (grasas trans) porque son una fuente permanente de colesterol malo. Se aconseja comer salmón y atún porque contienen grasas que son saludables (omega 3,6 y 9).

También aguacate, aceite de oliva o de canola, aceitunas, nueces y abundantes frutas y verduras.

3 Diabetes

El aumento de glucosa en sangre provocará daño en diversos órganos del cuerpo. También es posible que se vean afectadas las arterias, lo que se traduce en cardiopatía isquémica y sus manifestaciones clínicas (angina, infarto…).

Los niveles de azúcar en sangre normal deben estar en 70 y 100 mg/dl en ayunas y en menos de 140 mg/dl dos horas después de cada comida.

4 Obesidad y Sobrepeso

El exceso de peso puede elevar el colesterol y causar presión arterial alta y diabetes. El perímetro abdominal a nivel de la cintura no debe ser mayor de 90 cm en hombres y de 80 en mujeres.

Solo llevando una vida con estilos saludables que incluya ejercicio y dieta sana podremos prevenir las enfermedades cerebrovasculares y del riñón.

5 Cigarrillo

Representa una amenaza para las arterias. Fumar así sea un solo cigarrillo al día aumenta tres veces más el riesgo de padecer un infarto. Según la OMS cada año mueren alrededor de 6 millones de personas. La cifra anual de muertes podría ascender a más de 10 millones para el año 2030.

6 Sedentarismo

Una persona sedentaria tiene más riesgo de sufrir ateroesclerosis, hipertensión y enfermedades respiratorias que generalmente se acompaña de obesidad. El sedentarismo sólo se combate con actividad física. Correr, nadar y montar en bicicleta son los más recomendados.

7 Estrés

Es un factor que contribuye al riesgo cardiovascular. Aumenta la presión arterial, el colesterol y los triglicéridos en sangre. Puede llevarlo a fumar, a beber alcohol más de la cuenta y a consumir alimentos ricos en grasa, azúcar y sal.

8 Alcohol

El consumo de alcohol puede ocasionar problemas relacionados con el corazón, tales como hipertensión, accidentes cerebrovasculares, latidos irregulares y cardiomiopatía (enfermedad del músculo cardíaco). Además, una bebida típica tiene entre 100 y 200 calorías.

La comida chatarra

Muchas veces en la comida rápida que se compra en las calles se reutiliza el aceite y esa es la grasa más saturada, trans o hidrogenados que son un verdadero enemigo para el sistema cardiovascular. La manera como se cocinan o fríen los alimentos, hace una gran diferencia.

Las gaseosas

Consumir bebidas azucaradas está relacionada con el aumento del colesterol, diabetes, obesidad y sobrepeso. Las personas que toman gaseosas diariamente tiene un 20 por ciento más de posibilidades de sufrir un ataque cardíaco.

La sal

El consumo excesivo de sal aumenta la retención de agua y por lo tanto el trabajo del corazón, reflejando en aumento de la presión arterial, osteoporosis, daños en el riñón,  accidentes cerebrovasculares e inclusive infartos. Si bien el sodio es parte esencial de los minerales que el organismo necesita para su funcionamiento, su consumo en cantidades trae consecuencias graves para la salud.

La Organización Mundial de la Salud recomienda el consumo en personas normotensas de 2 a 5 g día, (una cucharadita dulcera contiene 3 gramos), pero en países industrializados este se eleva hasta 12 g al día.

Las grasas saturadas y las grasas trans

Los postres, los lácteos y sus derivados, las papas fritas, alimentos precocidos (pizzas, pasteles, etc) y las bebidas azucaradas son factores de riesgo porque atacan directo al corazón. Se recomienda evitar consumir las grasas de origen animal (saturadas) o los aceites re-utilizados (grasas trans) porque son una fuente permanente de colesterol malo.

Carnes procesadas

Estos alimentos tienen un alto nivel de grasas saturadas y sal. Los embutidos, carnes secas o enlatadas son altamente perjudiciales para nuestra salud coronaria (arterias). Todos esos alimentos son producidos utilizando grandes dosis de sodio y preservantes para su conservación.

Mantequilla o margarina

Este alimento puede obstruir las arterias y provocar accidentes cerebrovasculares. Se recomienda disminuir su consumo, ya que estas aumentan el riesgo de ataques cardíacos.

Alcohol

Contribuye al aumento de peso y eleva la presión arterial. Las calorías que se encuentran en el alcohol no tienen ningún valor nutricional.

Papas fritas

Presentan un elevado índice de grasas trans, sodio y carbohidratos simples. Tiene altas concentraciones de sal, perjudiciales para el corazón.

La sal resulta imprescindible en nuestra dieta diaria a pesar de que hemos oído que tiene una relación directa con la hipertensión arterial.

Cuando nuestro organismo recibe más sodio del que puede metabolizar, empieza a acumular agua y obliga al corazón a realizar un esfuerzo adicional para bombear ese volumen de líquido superior al normal, produciendo elevación anormal de la presión arterial, y en ocasiones empeoramiento e una insuficiencia cardíaca o renal.

Un consumo elevado de sal en un momento dado, no produce efectos perjudiciales para la salud de manera inmediata; pero está demostrado que el consumo elevado de sal en forma continuada se relaciona con un aumento de la presión arterial.

Hay suficientes estudios que demuestran que en comunidades con un consumo bajo de sodio no se registran los aumentos de tensión arterial asociada con la edad, pero que sí aparecen en sociedades industrializadas donde se consumen dietas más ricas en sal.

También se ha constatado que disminuyendo la ingesta de sodio, la presión arterial desciende en las 24 horas siguientes.

El sodio componente fundamental de la sal, puede causarnos efectos nocivos en nuestro organismo, que pueden ocasionarnos graves enfermedades, y aun llevarnos hasta la muerte. Por lo tanto, es de suma importancia conocer cómo debemos utilizar y qué cantidades debemos tomar para no comprometer nuestra salud.

La organización mundial de la salud (OMS) recomienda no superar los 5 gramos de sal al día. En nuestro país consumimos un promedio de 10 y 12 gramos por persona al día, es decir de 2 a 3 veces más de lo aconsejable.

Por otra parte, se considera que para las personas adultas y para los niños son suficientes entre 1.5 y 2 gramos por día. Esta cantidad la podemos encontrar en los alimentos que componen nuestra dieta diaria, sin necesidad de añadirla

Hay sal en los alimentos así no la sienta

En nuestra sociedad, en donde cada vez es más frecuente el consumo de la denominada comida rápida, estamos predispuestos a ingerir grandes cantidades de sodio por el contenido de la carne y las salsas de estas dietas.

Muchas veces no percibimos el sodio que tomamos, porque gran parte de los alimentos con altas dosis de la sal no tienen sabor salado. Esto ocurre por dos razones posibles: o suelen ser alimentos a los cuales se les adicionan grandes dosis de azúcar, o nuestras papilas gustativas terminan habituándose a los sabores salados y al final, no solo no los perciben sino que además los reclaman.

Sabemos que la sal tiene una función reguladora de la cantidad de líquidos en nuestro cuerpo; además coopera en la trasmisión de impulsos nervioso y en la formación del ácido del estómago (ácido clorhídrico), indispensable para digerir los alimentos. Sabemos además, que su déficit puede ocasionar distintas alteraciones como vómitos, diarrea fatiga muscular, insuficiencia renal, además de hipotensión arterial y depresión

¿Cuáles alimentos contienen más Sodio?

La mayoría de los alimentos en su estado natural contienen sodio, algunos en pequeñas cantidades, como la fruta y los vegetales; otros en mayores cantidades como determinadas carnes, vísceras (riñones e hígado) y mariscos.

Sin embargo, los alimentos de mayor contenido en sodio son los procesados por el hombre para su conservación, tales como los enlatados, embutidos y pre cocinados. Ejemplo de ello son el jamón serrano, la mortadela, el salchichón, las papas fritas, los caldos en polvo, los quesos y las salsa, entre otros.

Como recomendaciones para consumir menos sodio, se debe ir disminuyendo la sal poco a poco de tal forma que el paladar se vaya acostumbrando. También utilice menos sal cuando cocine o retire el salero de la mesa.

Para mejorar el sabor de las comidas utilice pimienta y otras especies, jugo de limón, vinagre, jengibre, hierbas aromáticas, ajo fresco, polvo de ajo o de cebolla.