Es paciente de la Liga y no solo tiene un corazón bondadoso sino también una salud envidiable a sus 92 años.

Álvaro Torres es un reconocido escultor del barrio La Candelaria y a su edad goza de un admirable estado de salud. Lee sin gafas, hace ejercicio, no usa bastón y además sigue trabajando activamente.
Según él, la fórmula para tener una buena condición física se la atribuye a
los hábitos que aprendió desde su infancia.

Recuerda que desde niño en San Gil (Santander) le enseñaron a sembrar. “Cultivábamos todos nuestros alimentos, la zanahoria, la lechuga, la remolacha, la cebolla y nos las comíamos porque eso nos hacía crecer fuertes y sanos”.

Además, en su juventud fue un gran nadador. Creció a orillas del río Fonce en donde se metía a cazar truchas, a jugar con sus amigos y a sentarse debajo de los árboles frutales a comer guayabas y manzanas.

Fue disciplinado porque en el Ejército le enseñaron rutinas y valores que aún conserva. “El ejercicio y la ensalada eran obligatorios y me iba bien con los dos, se me hacía fácil comerlas porque me gustaban
desde pequeño”.

Su vida transcurrió como escultor y restaurador de madera en el centro de Bogotá. “He hecho cantidades de restauraciones y he recibido reconocimientos y la fortuna de conocer a grandes personajes de la historia del país”.

Además, desde hace más de 20 años, tiene junto con su familia, una fundación que ayuda a los niños de
la calle. ‘Ponte en mi lugar’, un refugio que brinda apoyo a niños y adolescentes que viven en condi-
ciones de extrema pobreza en Bogotá.

Su buen corazón y la capacidad que tiene para ayudar a los más necesitados también
ha sido un factor que, sin duda, le ha alargado la vida. Según su hija, Lena Torres, es un hombre valeroso y lleno de amor para dar a los demás.

A la Liga acude desde hace 8 años. Llegó por una arritmia cardíaca, pero con medicamento y buenos hábitos tiene su corazón bajo control. Dice que le gusta asistir con juicio porque se siente bien atendido y los médicos son bondadosos, humanos y respetuosos.

El mejor consejo que le puede dar las nuevas generaciones es el de aprender a querer a las personas, porque el malestar y la rabia no producen nada bueno, incluso dañan el corazón. “Siempre debemos
tenerlo lleno de respeto y cariño hacia los demás”, concluye.

“La fórmula para tener una buena salud ha sido la alimentación y ser una persona bondadosa”.

Víctor Alfonso Martín Jiménez. transportador de alimentos en Bogotá, pero oriundo de Gachetá, cundinamarca. nunca se imaginó que a sus 48 años le fuera a fallar el corazón.

El pasado 8 de marzo, mientras su esposa y sus dos hijos dormían, despertó un dolor en el pecho que nunca había sentido. Alarmado, fue a la clínica, en donde le diagnosticaron infarto de miocardio. Hoy hace parte de la Liga Colombiana Contra el Infarto y la Hipertensión, en donde inició su recuperación. Este es su testimonio:

¿Cuándo empezó a sentir síntomas?

Unos cuatro días antes, pero pensé que era gastritis porque sentía un ardor en el pecho y me quedaba sin aire. Me tomaba algo frío y me atacaba el dolor. El 8 de marzo, a las 12 de la noche, fue que me esperó un tremendo dolor en el pecho,.

¿Ese día fue normal para usted?¿Cómo transcurrió?

Fue un miércoles. Si, un día normal de la semana, trabaje tranquilo e inclusive hice un viaje a Zipaquirá.

¿Cómo describiría el dolor?

Era un ardor en el pecho constante que se fue ampliando hacia el brazo izquierdo. En ese momento , como el dolor era tan fuerte, me tomé una aspirina. Pero no me paso. También sudaba mucho, a veces frio y aveces calor.

Mi esposa me dijo que debiamos ir a la clinica por que no erra normal,

¿Qué ocurrió cuando llegó a la clínica?

Entré por urgencias y lo primero que recuerdo es que dijeron que venía muy mal. El caso es que me tomaron la tensión, me pusieron en una camilla y me hicieron un electrocardiograma-

¿Y cuando se enteró?

Hasta que llegó un doctor y explicó que había tenido un infarto. luego, en Cuidados Intensivos, me empezaron a tratar con medicinas, sueros y a cada rato me aplicaban una inyección en la barriga, que para anticoagulantes y prepararme para la cirugía. me iban a poner un stent (se inserta para ensanchar las arterias con el fin de mejorar la circulación en la sangre.)

¿y usted cómo estaba? Por que cualquier estaría nervioso y asustado

Mire que no, estaba bastante tranquilo porque pensé que era algo suave. No conocía la enfermedad ni había hablado nunca del tema. La verdad es que la ignorancia casi me mata pero también me ayudó ese día.

¿Cómo fue el procedimiento?

Cuando estaba en la camilla, algo pasó, creo que trato de darme otro infarto y me tuvieron que devolver.

Pasaron como dos días y el médico habló conmigo. Me explico todo lo que iba a hacer y me avisó que estaba en alto riesgo por que se trataba de una arteria coronaria, incluso tuve que autorizar la cirugía por que había riesgo de morir durante la intervención.

¿Qué pensó cuando le dijeron eso?

Me asuste mucho, aunque más que eso realmente sentí fue pesar por morirme y dejar a mi hijo menor sin estudio, el de 14 años.

¿Y cómo fue entonces el procedimiento?

Fue el segundo intento pero me dio un nuevo infarto en plena cirugía, me agarro el peor dolor que he sentido y una resequedad en la garganta terrible,.

Le confieso que en un momento pasó el dolor y sentí que me iba, el doctor le gritaba a las enfermeras, y yo podía oirlos,¡ayúdenme que se nos murió este señor! Es cierto que se siente una paz, pero de pronto el dolor volvió y supe que estaba vivo.

¿Qué pasó después?

Me llevaron a Cuidados Intensivos. La enfermera me echo una cucharada de sopa en la boca e inmediatamente me vino el dolor de nuevo al pecho, Otra vez pensé que me iba a morir y perdí el conocimiento.

Cuando desperté, como 30 horas después, mi esposa me contó que me había infartado nuevamente porque no habían podido terminar la cirugía,. pero que cuando perdí la conciencia, volvieron a intentar,

¿Usted sabe que le dio un infarto?

Ahora sí, obviamente, pero antes no tenía ni idea, Me explicaron que era una herencia familiar, pero que si me hubiera cuidado desde un principio hubiera podido evitarme toda esta experiencia terrible.

¿Cómo se hubiera podido cuidar?

Mejorando los hábitos alimenticios, haciendo ejercicio y visitando de vez en cuando al cardiólogo, algo que nunca había hecho.

¿Qué otros factores de riesgo tenía?

No soy hipertenso ni tengo el colesterol alto, fume pero lo deje hace 24 años. Pienso que la falla fue mi ignorancia y que no había ejercicio.

¿Cómo cambió su vida esta experiencia?

Muchísimo, y mire que nos ha servido a todos para vivir más en familia. Claro, ahora tenemos mucho cuidado en no comer muy salado, incluso ya no le hecho azucar a nada y nos cuidamos de las grasas.

Estoy contento porque he notado el cambio, ya no me fatigo ni me molesta el pecho. Y sigo las indicaciones del médico, hago ejercicio controlado tres veces a la semana acá en la Liga Contra el Infarto y la Hipertensión, y estoy tomando medicina, por lo menos durante un año me dijeron los médicos.

¿Qué consejo le daría usted a otras personas?

hay que cuidarse y quererse más, valorar su propio organismo. Y sobre todo, consultar con los cardiólogos al menos una vez al año. Si bien ellos salvan vidas, depende de uno también en no llegar al punto de tener que depender de un cardiólogo para sobrevivir.

La frase que sirve de titular en esta página es de Alba Lucía Díaz Quintero, madre de dos hijos, esposa de Eliécer Sosa por 27 años y nacida en Antioquia pero viviendo en Bogotá desde hace 16 años. Su primer infarto fue hace 11 años, el siete de febrero de 2002. “A los 15 días me dio el segundo. Me pusieron un stent y seguí mi vida como una persona normal, hasta que me volvió a dar otro el 14 de marzo de 2012, ese sí fue el más fuerte de todos”, recuerda.

Ahora, Alba Lucía y su esposo hacen parte de la Liga Colombiana Contra el Infarto y la Hipertensión. Este es su testimonio de vida.

¿Qué edad tiene?

53 años.

Cuéntenos cómo fue el último episodio. ¿Qué sintió?

No podía respirar, por eso digo que fue mucho más fuerte que todos los que me han dado. Fue en la noche, estaba dormida y me despertó un dolor tremendo que no dejaba respirar, estaba ahogada y me empezó un frío, estaba como congelada por dentro.

Pasaron 10 años desde su primer infarto. ¿Cómo llegó al tercero?

En ese tiempo me hicieron siete cateterismos. Han sido años de control pero, honestamente, aunque uno sabe que tiene su enfermedad y que tiene que cuidarse, he tratado de llevar mi vida normal, como si no hubiera pasado nada. Tal vez ahí estuvo mi error.

¿Cómo ha cambiado su vida con estos tres infartos?

Todavía me falta cambiar mucho, lo acepto, porque he tomado las cosas muy deportivamente y hasta que me dio el último tan fuerte es que tomé conciencia. Ahora hago parte de la Liga Colombiana Contra el Infarto y la Hipertensión, en donde he podido encontrar una guía más personalizada para manejar la situación.

A veces tomaba, no mucho, pero en ocasiones especiales como cumpleaños me sentaba y me tomaba mis aguardientes, ya no puedo volver a hacer eso. Y en la comida tampoco es que me cuidara demasiado. Nunca he sido ni salada ni dulce, pero no faltaban el sancocho y los frijoles.

¿Y hace ejercicio?

Sí claro, después de los dos primeros infartos hice tres años de terapia. Y ya después empecé a caminar todos los días hasta 45 minutos al día. También hice mi rehabilitación cardiaca en la Liga.

¿Qué espera de los años que vienen?

Ya tengo que cuidarme y sé que mi vida tiene que cambiar, tengo que ponerle más atención a mi salud pues tengo un daño muy severo y si no me cuido tal vez el cuarto no lo aguante.

¿Qué secuelas le quedaron?

Uno siente muchas cosas. A veces siento cansancio, por ejemplo cuando voy a levantar la mano me duele mucho, así como presión en el pecho según lo que esté haciendo. No puedo caminar rápido tampoco.

¿Qué consejo les daría a otras personas?

Que si no han tenido un infarto lo pueden tener. Uno debe estar en la salud y no esperar a que llegue sino evitar que pase. Además, que se vinculen a la Liga.

¿Y qué consejo le daría a una persona que está teniendo un infarto?

Toser, eso ayuda, y calmarse. Pero lo mejor siempre será prevenir.

Un hormigueo en la mandíbula, un fuerte dolor en el brazo izquierdo y una punzada en el pecho, fueron los signos que alertaron a Catherine Casallas, enfermera de 35 años, sobre su estado de salud.

“Por mi profesión conozco los síntomas que desencadenan un infarto, así que fui de inmediato al médico y por fortuna pudimos controlarlo”, dijo. 

Desde ese día está más consciente de la enfermedad. Reconoce que en el pasado no llevaba una vida saludable, no hacía ejercicio, comía a deshoras y manejaba mucho estrés.

Ahora, cuida de su salud. Eliminó la sal de sus comidas, se alejó de las grasas y camina 30 minutos todos los días.

¿Hace cuánto supo que era hipertensa?

Hace 3 años fui a urgencias porque tenía un esguince en el tobillo. Me tomaron la presión arterial y la tenía muy elevada.

El doctor me mandó hacer exámenes renales y también me salieron altos. Me diagnosticaron hipertensión y empecé a tomar medicamentos, los suspendí porque se me estabilizó la tensión, fue un error porque un hipertenso nunca debe dejar de tomar su droga.

¿Tuvo algún susto?

Si, tuve un episodio de estrés en mi trabajo y me empecé con dolor de cabeza y el ojo derecho se me puso rojo. Sentí un hormigueo en la mandíbula, un fuerte dolor en el brazo izquierdo y una punzada en el pecho. Los vasos sanguíneos estaban dilatados y estuve a punto de sufrir un accidente cerebro vascular (ACV). Por fortuna, en la clínica donde trabajaba me empezaron hacer seguimiento de la tensión arterial, por las noches se me subía a 190/110.

¿Y qué toma ahora?

Me recetaron medicamentos en la mañana y en la noche.

¿Qué antecedentes tiene en la familia?

Mis abuelos maternos y paternos. La mala alimentación, no controlar el peso y estrés.

¿Cuál es el temor más grande que afronta  con esta enfermedad?

Un infarto me da mucho miedo. Soy joven y como trabajo en el ámbito de la salud conozco sobre la enfermedad, los síntomas y las consecuencias. 

¿Qué consejos les daría a las personas que la padecen?

Es importante que conozcan los síntomas para que puedan actuar a tiempo. Lo básico es tomarse la presión  arterial al menos 3 o 4 veces a la semana, disminuir o erradicar la sal, hacer ejercicio y dejar de lado el estrés.

A sus 32 años, Gilberto Castro de Ávila pensaba que llevaba una vida normal. “Comía bien y hacía ejercicio de vez en cuando, lo que no sabía, era que tenía antecedentes familiares por hipertensión”, cuenta. 

Vive en Bogotá hace 11 años, trabaja en el sector bancario y por su estilo de vida reconoce que manejaba niveles de estrés y sus hábitos alimenticios no eran los mejores. 

“Si no me hubieran hecho los  exámenes en la empresa no me hubiera enterado que mi tensión arterial estaba altísima”, sostuvo. 

¿Hace cuánto es hipertenso?

Hace 4 años y me asusté porque no sabía bien de qué se trataba esta enfermedad. Después supe que bien manejada con dieta, ejercicio y buenos hábitos se puede controlar. 

¿Cómo se enteró?

Un día me hicieron exámenes en la empresa y me salió la tensión alta en 170/ 120. Yo le dije al médico que de pronto era porque acababa de subir las escaleras rápido y me había agitado. El doctor me dijo que lo mejor era que me fuera para la clínica porque estaba al borde de un infarto.

¿Cuál fue su reacción?

Me pareció raro porque en ese momento no tenía ningún síntoma.

¿Cómo han cambiado sus hábitos desde entonces?

Mi trabajo es demandante y he tenido que aprender a controlar el estrés. Tomó medicamento, en las reuniones sociales no pido alcohol sino jugos o aguas saborizadas. Hago mucho ejercicio, cardio en la  mañana y en la noche. Llevo una dieta  libre de sal y evito las grasas. 

¿Qué le diría a los jóvenes que desconocen del tema?

Así como hablamos de política debemos hablar de este tipo de enfermedades que cada vez están cobrando vidas. Si son congénitas podemos prevenirlas y si son adquiridas por malos hábitos, también. 

Jóvenes, a chequear las causas de la hipertensión.

Según la Liga Colombiana Contra el Infarto y la Hipertensión, la hipertensión en jóvenes se diagnostica entre los 25 y los 40 años. La mayoría de los pacientes sienten que están sanas porque no presentan síntomas.  La Liga establece que las mediciones de una presión arterial normal deben ser de 120/80 mmHg, cuando rebasa las cifras de 130mm Hg y 80mm Hg, se está presentando la hipertensión.

Causas de la hipertensión en jóvenes

  • Estrés: es una de las mayores causas  de hipertensión arterial en jóvenes, ya que éste activa el estado de alerta del sistema nervioso, elevando la fuerza del bombeo de la sangre e incrementando el volumen de cada latido. 
  • Obesidad: los jóvenes con sobrepeso son más propensos a presentar hipertensión.
  • Genética: conocer las enfermedades y antecedentes familiares con  hipertensión es clave.
  • Actividades perjudiciales: fumar, tomar alcohol y la falta de ejercicio. 
  • Hábitos alimenticios: la sal, las grasas y el colesterol en la sangre son factores que perjudican la salud y pueden provocar un incremento en la presión arterial.
  • El exceso: alcohol, drogas psicoactivas o bebidas energizantes, hoy tan  comunes pueden subir la tensión arterial.

Carmen Severiche

Es paciente de la Liga hace 10 años, tiene 67 años y es de Sincelejo. Ella se animó a contar su experiencia para la revista Corazón Sano.

“A mí la hipertensión no me asusta, al contrario, me dan más ganas de seguirme cuidando, porque uno sale adelante siendo responsable de la enfermedad.”

Cuando empecé con esta enfermedad manejaba unas tensiones arteriales altísimas de 180, 200 y 220. Esas cifras alarman a cualquiera porque recordemos que lo ideal es tenerla en 120/80.

Había momentos en que perdía la conciencia, siempre sentía calor intenso en el cuerpo, mareos y desaliento, hasta que un día preocupada por estos síntomas, fui al médico y me ordenó tratamiento.

Desde ese momento de mi vida soy consciente de mi enfermedad. Siempre he sido una mujer positiva, alegre y responsable por eso me cuido mucho con dieta y ejercicio.

Por ejemplo, sé que la sal me hace daño, entonces ya me acostumbré a no usarla. Prefiero cocinar con especies como ajo o hierbas aromáticas para darle sabor a las comidas.

Y frente al tema del ejercicio, me encanta bailar y caminar a buen paso. Prefiero la vida sana y sencilla, no fumo ni tomo alcohol y en mi tiempo libre cuido ancianos, eso me gusta, me hace sentir bien poder ayudar a otras personas.

Otra cosa muy importante es estar tranquila y rodeada de gente que te aporte cariño. Tengo nueve nietos y cinco hijos que son mi vida. Mi familia es mi motor y somos muy unidos.

Además, cada 3 meses hago mis exámenes de rutina en la Liga y me tomo la presión todos los días. A mi la hipertensión no me asusta, al contrario, me dan más ganas de seguirme cuidando, porque uno sale adelante siendo responsable de la enfermedad.

A la Liga le agradezco el acompañamiento que me ha dado durante este proceso. Gracias a los profesionales de salud que son muy amables, a los medicamentos que tomo, a la dieta que sigo y al ejercicio tengo controlados mis niveles de presión arterial.

Luis Guillermo Morales

Paciente de la Liga, tenía antecedentes familiares de hipertensión, colesterol y diabetes.

“El ejercicio me cambió la vida, pasar de ser una persona sedentaria a hacer ejercicio una hora al día me ha traído unos cambios impresionantes para mi salud”

A sus 55 años Luis Guillermo Morales es un nadador aficionado. Empezó a practicar este deporte porque necesitaba bajar sus niveles de colesterol. Es muy disciplinado, nada cuatro veces a la semana y siente que su vida ha cambiado. Respira mejor, se siente vital y con más energía.

“El ejercicio me cambió la vida, pasar de ser una persona sedentaria a hacer ejercicio una hora al día me ha traído unos cambios impresionantes para mi salud”, dice Luis Guillermo.

Siendo muy joven le hicieron un chequeo médico y encontraron que tenía una carga genética muy fuerte. Hipertensión, diabetes y colesterol alto.

Su papá había muerto de infarto a los 55 años y sus tíos habían sufrido de estas enfermedades también.

Se asustó cuando recibió los resultados: hiperlipidemia, triglicéridos y colesterol alto. “Era muy joven para tener estos factores de riesgo, no tenía sobrepeso, comía bien y hacia ejercicio de vez en cuando”, contó.

Luis Guillermo es abogado y pasa mucho tiempo sentado. Así que busca motivos para moverse. “Durante el día hago pausas activas, subo y bajo escaleras o salgo un rato a caminar”, cuenta.

También dice que se cuida mucho con la alimentación, no consume carbohidratos ni alimentos que contengan grasas saturadas. A la Liga le agradece la orientación y el apoyo que le ha brindado. Con sus consejos y recomendaciones ha sabido controlar esta enfermedad.

“Soy muy consciente que con dieta y ejercicio se puede manejar esta enfermedad. Lo hago por mi y por mis hijos, el factor genético te pasa factura y hay que prevenir estas enfermedades”, aseguró.

Me levanté en la mañana fui al baño y sentí una picada muy fuerte en el pecho. Di como dos o tres pasos para volver a mi habitación, pero el dolor volvió más fuerte, sentí que los dedos se me encogían y que el brazo izquierdo se recogía. Lo último que le alcance a decir a mi hermana es que le avisara a mi abuela que tenía un dolor muy fuerte en el pecho. Caí al piso y no me acuerdo de nada más hasta cuando llegue al hospital”.

Carlos Andrés Carabali Viáfara tenía 30 años cuando sufrió su primer y único infarto de miocardio. No fuma ni toma. En cambio, se ha dedicado a hacer deporte desde que tenía cinco años.

Ahora, con 32 años, sabe exactamente lo que pasó. “Fue un coágulo de sangre que se desprende y tapó la arteria coronaria, afectándome un cuarto de corazón”, explica con el entendimiento de quien ha padecido la enfermedad.

Varios electrocardiogramas después, un cateterismo, dos stent y un cambio total de dieta, su principal factor de riesgo, hoy Carlos Andrés hace parte de la rehabilitación cardiaca de la Liga Colombiana Contra el Infarto y la Hipertensión. programa de

Su testimonio, que publicamos en esta edición de Corazón Sano, es prueba de que ni la juventud ni el ejercicio garantizan una vida libre de sufrir enfermedades cardio vasculares.

¿Nunca se imaginó que le fuera a dar un infarto?

Jamás. Hace cinco años me retiro como jugador profesional de fútbol. Pasé por Millonarios, Santa Fe, Centauros y Seguros La Equidad. Era un deportista de alto rendimiento cada vez que cambiaba de equipo me hacían un chequeo médico. Físicamente me encontraba muy bien y nunca hubo un estudio que me mostrara que iba a sufrir de infarto algún día.

¿En dónde estaba?

Quinamayó, Valle del Cauca. Pasando vacaciones con mi familia y unos amigos.

¿Qué le dijeron cuando despertó en el hospital?

Lo primero que me dijo el médico es que tenía un dolor en las costillas. Descartó de entrada la posibilidad de infarto por mi condición de deportista y mi juventud. Sin embargo, tuvo que tomarme dos electrocardiogramas porque el dolor seguía y yo me desmayaba. Me remitieron a Cali, en donde concluyeron que estaba infarto, y luego a Bogotá, en donde me hicieron el cateterismo.

¿Cómo fue esa experiencia?

No siento nada porque estaba prácticamente ido. Me alcanzaron a sacar dos coágulos de sangre que estaban tapando la arteria coronaria y para el otro me pusieron un medicamente para disolverlo.

Esperan que la medicina actual para limpiar las arterias y al día siguiente me pusieron dos stent. Me encontraron una arteria obstruida por grasa.

¿Cuál fue el diagnóstico, es decir, si era deportista qué pasó?

Tenía el colesterol y los triglicéridos altos. Me alimentaba muy mal, comía mucho frito y harinas. Claro, el problema mio es que no me veía obeso, era masa muscular, pero mis arterias sí estaban tapadas por la comida chatarra.

¿Tiene antecedentes familiares de infarto?

No soy el primero

¿Qué mensaje le da a la gente joven?

Lo mío sucedió a los 30 años, así que les aconsejaría que sigan haciendo deporte, si no fuera por eso no estaría contando la historia. Y sobre todo que se alimenten bien, que coman mucha fruta y verdura, que tomar bastante líquido, háganse chequear una vez al mes y sigan las recomendaciones de los médicos por que ellos son los que saben.

¿Cómo ha sido su vida después de este episodio?

Los primeros días fueron muy duros porque estaba acostumbrado a un estilo de vida y prácticamente me tocó dar un giro de 180 grados. Me enviaron una dieta sin nada de grasas.

¿Le ha servido el programa de rehabilitación cardiaca?

Mucho. Me ha fortalecido tanto mental mente como físicamente y espiritual mente, me aleja de los problemas, me he sentido muy bien Hoy la vida ya puedo decir que es normal. Mi familia también ha sido fundamental porque me entendió, incluso se alimentan igual que yo.

¿Ya está listo para hacer deporte?

Me siento listo pero los médicos me dicen que hay que esperar porque cuando hago deporte mi frecuencia cardiaca baja y cuando termino sube, y eso no es normal. Lo ideal es que esté siempre que estable cuando termine baje un poco o se mantenga.

¿Qué ha pasado con el colesterol y los triglicéridos?

Al principio empecé con medicamentos, pero la dieta me ha servido mucho. En el momento del infarto pesaba 9o kilos ahora estoy en 78. Mido 1,80 así que debo bajar otro poco.

¿Cómo persona que sabe lo que es un infarto, qué consejo les da a las personas que acaban de sufrir?

Que no se rindan. Mírenme a mí, estoy feliz у llevo una vida normal. Es un proceso largo, pero a futuro da muchas cosas, la bendición de años de vida. La juventud no es un seguro que uno tiene, hay que cuidarse siempre para no tener una enfermedad coronaria,

A sus 73 años Marina Sánchez nunca imaginó que iba a sufrir un infarto. Los síntomas y las causas que lo ocasionan era un misterio rió para ella. Conocía de otras enfermedades pero no de las cardiovasculares.

La alerta que la llevó a tomar la decisión de acudir al médico fue una fuerte gastritis, un dolor en los brazos y un ardor en el pecho.

Después del incidente, reconoció que alimentarse mal, tomar licor y hacer poco ejercicio, pudieron ser algunas de las causas que desencadenaron su enfermedad.

Ahora visita con regularidad la Liga Colombiana Contra el Infarto la Hipertensión, en donde inició su recuperación física y empezó a cambiar su estilo de vida.

En entrevista con la revista Corazón Sano, contó su experiencia con el propósito de alertar a las personas que no están pendientes de su salud cardiovascular.

¿Hace cuanto comenzó su enfermedad cardiaca?

Hace mucho tiempo pero no me había dado cuenta. Siempre he sido muy acelerada, he sufrido de angustia y estrés, por eso empecé a producir una gastritis.

Un día fui al médico porque me empezó un dolor en los brazos y sentí reflujo. Era un dolor inexplicable, me dolían los músculos. El médico me mandó a tomar un electrocardiograma. Después me recomendó sacarme una prueba de esfuerzo.

¿Después de los exámenes cómo se sintió?

Tiempo después me sentía decaída, tomaba mucha agua; seguía con el dolor fuerte en el brazo y mucha ansiedad. Un día a las 3 de la mañana un fuerte dolor me desperté y de inmediato llamé a la ambulancia.

Me tomaron un electro y la enfermera me dijo que me estaba infartando. Me llevaron a la clínica, en el camino pensaba que no tenía miedo de morir y me sentí tranquila. Después me dieron unos medicamentos y me estabilizaron. Duré tres días en la clínica.

¿Qué le dijeron los médicos?

Que la tensión estaba perfecta pero el colesterol y triglicéridos los encontraron altos, nunca los controlé. Me dijeron que tenia que cuidarme, que debía cambiar mis hábitos radicalmente.

¿Cómo eran sus hábitos en ese entonces?

Comía mucha grasa, me encantaba el chicharrón y los frijoles. Cuando joven tomaba aguardiente, fumaba poco y casi no hacía ejercicio. Pienso que todo esto trae consecuencias.

¿Cómo ha cambiado su vida?

Ahora hago ejercicio, camino en el parque, en mi alimentación incluyo frutas y verduras diarias. Dejé el chicharrón y las demás comidas grasosas. Bajé de peso, antes estaba en 51 kilos y ahora en 45.

¿Qué les aconseja a las personas que pasan por su misma situación?

Primero que le bajen al estrés, es el enemigo número uno, y que vayan al médico regularmente a chequearse. Que no tomen trago ni fumen cigarrillo. Es importante tener una vida equilibrada, hacer ejercicio y comer sanamente.

¿Cómo se siente ahora en la Liga Colombiana contra el Infarto y la Hipertensión?

Me ha encantado la Liga, me he sentido muy bien, la atención es una maravilla, el servicio es personalizado y pertenezco al Programa de Rehabilitación Cardiaca. Me cambió la vida.