Cuando un paciente sufre de un infarto de miocardio cree que todo, especialmente su vida sexual, ha terminado. Es aquí donde el personal médico y paramédico que lo atienden debe desarrollar una labor importante.

Es indispensable conocer una gran variedad de condiciones que rodean al paciente. Además, cada infarto es distinto, por lo que es fundamental conocer su tamaño, la edad y el sexo del paciente, así como el daño muscular que haya producido. Igualmente conocer los factores de riesgo que este presentando en cada infarto.

La diabetes y la hipertensión arterial, por ejemplo, son dos factores de riesgo de alta incidencia y que contribuyen a disminuir la función sexual por los daños vasculares que producen al igual que por los medicamentos que se usan para su manejo.

Desde el punto de vista práctico, la primera pregunta que se hacen los pacientes es cuando puedo o debo iniciar mi vida sexual. Y esta pregunta la hacen porque temen que la excitación sexual y el ejercicio que representa la actividad puedan producir una muerte súbita o en el menor de los casos un nuevo infarto.

Debemos tener en cuenta que la energía utilizada mediante la actividad sexual en parejas estables es equivalente a subir una escalera y entonces el riesgo de sufrir un nuevo accidente es muy bajo.

La rehabilitación cardiaca es muy importante y permite conocer en forma bastante aproximada la capacidad física que cada paciente pueda desarrollar. Si el paciente ha cursado durante su evolución con arritmias o signos de bajo gasto cardíaco es casi indispensable conocer la función ventricular que ha quedado después del infarto para poder dar de alta a estos pacientes en este aspecto.

Durante la recuperación, los pacientes muestran cierto grado de depresión que tan solo desaparece dos o tres meses después del infarto, y esto produce una gran inseguridad que aumenta, en ciertos casos, la disfunción eréctil y es aquí, en este campo emocional y psíquico, donde el equipo médico que ha participado en el manejo del infarto debe jugar un papel fundamental en regresar a estos pacientes a su vida normal.

Debemos tener en cuenta que la mayoría de los pacientes por su timidez no abordan estos temas y es el médico el que debe orientarlos. Cuando el paciente tiene pareja estable este trabajo debe hacerse en conjunto y los dos deben ser informados, en lo posible, para que adquieran la seguirdad que se requiere en el tema.

Si el paciente es de edad avanzada, sobre todo si supera los 70 años, una pregunta frecuente que hacen es si se pueden tomar algunos medicamentos, especialmente del grupo del sildenadil (Viagra). Si el paciente no sufre de hipotensión, es decir la presión arterial baja, no usa nitratos y tiene un test de esfuerzo sub maximal (85 por ciento) negativo o normal, la respuesta es que si puede tomarlos sin problema alguno.

Debemos ser enfáticos en que la gran mayoría de los pacientes que si cumplen con estos requisitos mínimos que hemos comentado deben regresar a una vida sexual activa, igual o mejor a la que tenían antes del accidente del infarto.