Dr. Manuel Lombo
Cardiólogo Liga Colombiana contra el Infarto y la Hipertensión
Ante el aumento de la población mayor de 70 años, conocidos como adultos mayores, ha surgido la necesidad de identificar aquellas personas dentro de este grupo etario que por sus condiciones de salud están más predispuestas a sufrir deterioro de su estado general ante las enfermedades y que por lo mismo puedan llegar a fallecer.
De todos los factores identificados en el adulto mayor el que sin duda es el más importante es la fragilidad. Establecer si el anciano es o no frágil se ha hecho tan relevante que se considera actualmente que la fragilidad es un factor de riesgo de enfermedad cardiovascular y general de la misma importancia que la hipertensión, el colesterol elevado o la diabetes.
Definiendo fragilidad
Se dice que la fragilidad es la disminución de la reserva fisiológica del individuo y de su capacidad para mantener el buen funcionamiento del organismo que lleva a que tenga una vulnerabilidad ante eventos como enfermedades o situaciones difíciles de la vida, aumentando así el riesgo de desenlaces adversos de salud.
En palabras sencillas, es un estado general de salud en el anciano que lo hace más vulnerable a que le sucedan situaciones de enfermedad, con el potencial de alterar gravemente su desempeño y aún amenazar su vida.
¿Por qué identificar la fragilidad o la posibilidad de desarrollar fragilidad? Porque se sabe que el riesgo de desarrollar un evento cardiovascular importante (falla cardíaca, infarto del miocardio, arritmias) se incrementa casi al doble en el anciano frágil. Y no solo se incrementa el riesgo de estos eventos sino también el de morir.
Además, el anciano frágil tiene un mayor riesgo de caídas con los consiguientes problemas ortopédicos y las complicaciones asociadas con la subsecuente inmovilidad.
¿Cómo se identifica la fragilidad?
Para poder decir que un adulto mayor es frágil, o que está en riesgo de serlo, se pueden utilizar varios métodos, que se pueden resumir en los que usan índices y los que califican la fragilidad cualitativamente.
En esencia se trata de identificar si la persona se desenvuelve satisfactoriamente ante las situaciones normales de la vida como levantarse de una silla, vestirse, trasladarse de un lado a otro, si ha tenido una pérdida anormal de peso o disminución de la fuerza en los últimos 6 meses o un año, y si tiene sentimientos de impotencia o depresión ante los hechos normales de la vida. Se asigna un puntaje a cada uno de los ítems explorados y se genera una calificación, que básicamente podría dividir los pacientes entre aquellos que se encuentran bien físicamente y que no tienen fragilidad, aquellos que está en riesgo de fragilidad por tener una limitación leve o moderada para su desempeño (prefrágil), los que están muy limitados para sus actividades (fragilidad leve a moderada), y aquellos que necesitan ayuda para las labores más básicas de la vida (fragilidad severa).
¿Se puede tratar la fragilidad?
Si bien el manejo de la fragilidad no es sencillo por tratarse de una condición progresiva en personas por lo general mayores de 70 años, no debe ignorarse su existencia y se deben ofrecer alternativas de manejo que alteren el curso de esta enfermedad, pues es potencialmente reversible, al menos en parte.
La estrategia básica es aumentar la fuerza muscular y mejorar la nutrición. Lo primero se logra mediante ejercicio, dentro de un programa de rehabilitación, supervisado de ser posible, con menos insistencia en los aeróbicos, y en cambio fortaleciendo grupos musculares, especialmente del tronco, los brazos y miembros inferiores.
El otro punto es la mejora en la calidad nutricional, especialmente el aporte de proteínas, vitaminas y minerales, de tal manera que se favorezca el desarrollo muscular y neurológico.
El enfoque es individualizado, adaptándose a cada persona.
Por último, se necesita de ser posible un equipo multidisciplinario que incluye geriatra, cardiólogo, enfermera, fisiatras y rehabilitadores cardíacos, que esté del lado del paciente, y que le ayude a afirmarse como persona y le anime y apoye en lograr las metas tanto de peso como de masa y fuerza muscular.
Mensaje final
La fragilidad en el adulto mayor es un fenómeno que ira en ascenso en la medida en que este grupo etario se vaya haciendo más importante en nuestra sociedad. Tenemos la obligación de reconocer al anciano frágil y tratarlo, para su propio bienestar y para disminuir su posibilidad de afectación ante las patologías usuales en estas personas.