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· Según estudio, los resultados indicaron que los consumidores diarios de cannabis tenían un 34 % más de probabilidades de tener CAD (Enfermedad de las arterias coronarias) que aquellos que nunca habían consumido marihuana.

 

Un estudio presentado por el Colegio Estadounidense de Cardiología junto con el Congreso Mundial de Cardiología, en marzo de este año, reveló las posibles implicaciones cardiovasculares a largo plazo del uso de la droga.

Se descubrió que el consumo de cannabis está relacionado con la CAD (Enfermedad de las arterias coronarias), y parece haber una relación dosis-respuesta en que el consumo más frecuente de cannabis se asocia con un mayor riesgo de estas enfermedades o de infarto.

Se evaluaron mediante encuestas a 175.000 personas en donde los investigadores primero analizaron la relación entre la frecuencia de consumo de cannabis y tasas de CAD (evaluadas en base a registros médicos que abarcan varios años).

Después de ajustar por edad, sexo y los principales factores de riesgo cardiovascular, los resultados indicaron que los consumidores diarios de cannabis tenían un 34 % más de probabilidades de tener CAD que aquellos que nunca habían consumido marihuana.

 

¿Qué dice la Liga Colombiana contra el Infarto y la hipertensión?

 

La marihuana o cannabis ha sido considerada como una droga ilícita por mucho tiempo. Sin embargo, a nivel global la opinión está cambiando al respecto y la legalización de su uso en varios países, con fines recreacionales o medicinales, ha generado una actitud diferente hacia ella, incrementando su uso.

Según la Oficina de las Naciones Unidas para las Drogas y el Crimen (Reporte mundial del año 2015) se estima que aproximadamente 183 millones de personas usaron la marihuana en 2014. En 2016, 22 millones cumplían criterio para el diagnóstico de trastorno por consumo de cannabis. Según la Encuesta Nacional de Salud y Uso de Drogas de 2002 a 2019 mostró que en los Estados Unidos el uso de marihuana se incrementó de 11% en el 2002 a 18% en 2019. En ese país la popularidad de su uso entre adolescentes y adultos jóvenes viene en aumento, con 36% de los estudiantes de secundaria y 43% de los universitarios (1).

 

Manuel Ricardo Lombo, Médico internista y cardiólogo de la Liga Colombiana contra el Infarto y la Hipertensión dice que el uso de cannabis, además de la reciente presentación en el Congreso Mundial de Cardiología, que la asocian con riesgo de infarto, también produce euforia, y otros efectos cardiovasculares (taquicardia, contracciones ventriculares prematuras, fibrilación auricular, arritmias ventriculares), broncopulmonares (bronquitis), oculares (visión borrosa), psicológicos (juicio alterado, disforia, ansiedad, y, con dosis altas, paranoia y psicosis) y motores (alteración en la coordinación motora). Debido a que los preparados comestibles de marihuana se absorben más lentamente, su consumo se asocia más con efectos secundarios psicológicos o cardiovasculares.

A nivel cardíaco y vascular el tetrahidrocanabinol estimula el sistema nervioso simpático y deprime el sistema parasimpático, aumentando así la frecuencia cardíaca, la demanda miocárdica de oxígeno, la presión arterial y la activación plaquetaria. En contraste, el canabidiol puede reducir la frecuencia cardíaca y la presión arterial, modular la disfunción endotelial, reduciendo la respuesta inflamatoria.

Fumar e inhalar cannabis, comparado con fumar tabaco, aumenta las concentraciones de la hemoglobina cargada de dióxido de carbono cinco veces y el contenido de alquitrán tres veces. Se asocia con efectos negativos en el endotelio, el metabolismo de las grasas altera el transporte de oxígeno, y puede así causar alteraciones cardíacas (cardiomiopatía, angina, infarto del miocardio, arritmias, falla cardíaca, edema pulmonar, choque cardiogénico y muerte súbita).

 

El doctor Dr Lombo también menciona que en los estados de la unión americana en los cuales se ha legalizado el cannabis, ha sido evidente el aumento de las consultas a Urgencias por infartos del miocardio y efectos adversos asociados al uso de cannabis. Reportes de casos y estudios observacionales apoyan la relación entre el uso de cannabis y fibrilación auricular, así como infartos que ocurren en individuos jóvenes sin enfermedad isquémica conocida. Entre usuarios de cigarrillo, el uso de cannabis se asocia a un incremento en las calcificaciones de las arterias abdominales y coronarias.

“El uso de cannabis se ha asociado con aumento del riesgo de accidentes cerebrovasculares. Se ha encontrado un riesgo 3,3 veces mayor de eventos cerebrales establecidos y transitorios en usuarios de cannabis en el último año, específicamente en usuarios semanalmente o con mayor frecuencia”, dice el especialista.

Especial atención merece el hecho de que el humo de cannabis contiene muchos de los cancerígenos y mutágenos del humo del cigarrillo. El uso continuado y a largo plazo pudiera estar relacionado con el desarrollo de cáncer testicular. Los datos para cáncer pulmonar son conflictivos por el uso concomitante de tabaco.

Por todo lo anteriormente mencionado y la alta probabilidad de toxicidad cardíaca, vascular y cerebral por el consumo a corto y largo plazo de marihuana, se considera que antes de decretar el uso libre de cannabis se debe tener evidencia firme de que no producirá efectos cardiovasculares y en el sistema nervioso, entre otros, que a futuro (inmediato y mediato) puedan crear un serio problema de salud pública, afectando especialmente a la población joven y productiva del país. No tomar en serio las advertencias actuales podría causar un impacto hacia futuro que incluye todas las esferas del funcionamiento personal y social.