La falta de ejercicio es uno de los mayores riesgos de la enfermedad coronaria porque es uno de los más comunes. La forma en la que se ha ido organizando las sociedades occidentales ha permitido que se incrementen los niveles de sedentarismo.

Los sistemas de transporte masivo o carro, las diferentes actividades de ocio, y hasta el mismo desarrollo urbanístico de las ciudades en edificios, han hecho que las personas cada vez más se queden en casa o no caminen para transportarse.

El sedentarismo ha sido ligado directamente con las enfermedades coronarias y hasta se ha establecido una relación directa con la mortalidad cardiovascular.

Es común que la persona sedentaria tenga problemas de peso y colesterol, y riesgo de hipertensión.

No obstante, este es un factor de riesgo modificable. Por lo tanto, adoptar una rutina de ejercicios y practicarla regularmente reduce notablemente los riesgos de enfermedad coronaria. Está demostrado que el ejercicio controla los niveles de tensión arterial y los niveles altos de colesterol porque estimula el corazón y la circulación.

No importa qué tipo de ejercicio haga siempre y cuando empiece a hacerlo. Puede ir al gimnasio, caminar o bailar. Todo ejercicio ayuda. Recuerde que debe ir a su propio ritmo y si siente dolor deténgase, descanse, y cuando reinicie la actividad hágalo despacio y a un ritmo más lento al que estaba haciendo.